En Octubre de 1936 más de 200
navarros y riojanos alistados “voluntariamente” a las tropas sublevadas fueron asesinados y enterrados en una fosa
común en el Cementerio de Torrero. En
febrero de 1979 muchos de sus familiares
llevaron a cabo su exhumación y fueron trasladados a sus lugares de origen.
El 27 de Octubre Navarra ha
erigido una escultura en el lugar donde se encontraba la fosa y ha realizado un
acto de reconocimiento tanto a las víctimas navarras como a los familiares
que los exhumaron.
En el acto estaban numerosos
familiares de las víctimas y ha contado con la presencia de la Consejera de
Relaciones Ciudadanas e Institucionales del Gobierno de Navarra, el Alcalde de Zaragoza, la presidenta del
Parlamento de Navarra, representantes municipales de los 24 pueblos de donde procedían
los asesinados y asociaciones
memorialistas.
Por parte de los familiares
intervinieron: Paulino Molinet Martínez, Puri Pérez Jaso y Arcadio Ibáñez San
Juan.
Maite
Mené, hija de un asesinado y su hijo Iosu Zabala interpretaron “Ustekabean /
Por sorpresa” en honor de todas las
víctimas cuyos nombres se leyeron en el acto.
También
actuaron los joteros de Cortes y se bailó el aurresku. Por último se descubrió
el monolito y se realizó la ofrenda floral.
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