ASOCIACIÓN TXINPARTA-FUERTE SAN CRISTÓBAL RED DE MEMORIA COLECTIVA

Somos un colectivo de personas implicadas en recuperar la memoria de las personas represaliadas en el Fuerte San Cristóbal: recuperar sus nombres, su historia colectiva y sus avatares individuales, sus muertes, sus enterramientos, su dispersión… y compartirlo con sus familias y con toda la sociedad. Este es el objetivo de la Asociación y este es el objetivo de este blog en el que esperamos tus visitas y tus aportaciones. Un saludo.

TXINPARTA-FUERTE SAN CRISTÓBAL ELKARTEA, MEMORIA KOLEKTIBOAREN SAREA

Gure taldearen helburua San Cristóbal Gotorlekuan errepresaliatuak izan zirenen memoria berreskuratzea da: beraien izenak, beraien historia kolektiboa zein bakoitzaren gorabeherak, beraien heriotzak eta lurperatzeak, dispertsioa… berreskuratu eta senitartekoekin zein gizartearekin partekatzea. Hauxe da elkarte honen helmuga eta baita blog honetakoa. Bertan eginiko bisitak eta ekarpenak eskertzen dizkizuegu.

miércoles, 24 de enero de 2018

TESTIMONIO

Mi nombre es Andrea González Romero, bisnieta de Gabriel Romero Maqueda, enterrado en el cementerio de las botellas tras morir en el fuerte el 11 de noviembre de 1942. Mi día a día es completamente diferente al que él vivió a lo largo de su vida, naturalmente, pero la realidad es que, si actualmente, con 19 años, tengo la oportunidad de estar estudiando en la universidad aquello que me gusta, es gracias a personas como él que lucharon por la libertad y los derechos de los obreros. Es cierto que él fue derrotado, pero paso a paso, tantos luchadores y luchadoras como él fueron forjando esta realidad de la que disfruto, por eso agradezco tanto haber podido conocer parte de su historia. 
Escribí este testimonio hará ya dos años, pero no podría estar más de acuerdo con ello. Porque el paso del tiempo cambiará muchas opiniones, rasgos,… pero ciertamente el impacto que tuvo en mí esta historia siempre se mantendrá igual de vívido. Solo me queda agradeceros una vez más vuestro trabajo, muchas veces incomprendido, y daros todos mis ánimos para que continuéis trabajando y reivindicando el nombre de todos aquellos enterrados tanto en el cementerio de las botellas, como en tantas otras fosas sin nombre. 
Mi testimonio empieza con el recuerdo. El recuerdo del momento en que mis padres me hablaron por primera vez del fuerte de San Cristóbal, la historia de las botellas, cómo un extremeño acabó encerrado y enterrado en Navarra y, en definitiva, todo aquello que vivió uno de mis bisabuelos después de la guerra.
Recuerdo perfectamente la fascinación que me causó esta historia; me parecía increíble que le hubiese ocurrido a un familiar mío y no se tratase simplemente de la trama de alguna película. Recuerdo el golpe que dio en mi vida, cómo removió todo aquello que creía saber sobre la vida, ya que con 10 años aun habiendo oído hablar sobre la Guerra Civil alguna vez, desconocía todas las penalidades y la gran represión que se había vivido durante y después de ella.
Posiblemente a causa de esta inocencia infantil, aquello que me llevé de la experiencia de visitar el fuerte y recuperar los restos de mi bisabuelo fueron valores y reflexiones que, si no hubiese sido por esto, quién sabe cuándo hubiese aprendido y llegado a hacer.
Porque en aquel momento no era consciente de ello, pero gracias a descubrir lo que le había ocurrido e ir allí, oír hablar de todo un mundo que había sido desconocido para mí hasta aquel momento, aprendí sobre toda la política de terror ejercida por el franquismo. El temor, la marca que dejó en personas como mi bisabuela, que se vio incapaz de hablar sobre aquello que le ocurrió a su marido hasta cuando ya había acabado la dictadura.
Me enseñó que una guerra civil se diferencia del resto de conflictos bélicos en que confronta amigos, primos, hermanos,…destruyendo así familias enteras y convirtiéndose en un trauma muy difícil de superar para aquellos que las viven.
Descubrí que, a diferencia de lo que pensaba, las guerras no acaban con la victoria de alguien, ya que las consecuencias por haber apoyado a un bando u otro pueden durar para siempre. Porque muy a menudo, como le ocurrió a mi bisabuelo, el ganador pretende demostrar su poder y superioridad sobre el resto humillándolos y matándolos de las maneras más crueles posibles.
Aprendí a apreciar la historia, a escuchar atentamente y con interés todo aquello que ha ocurrido, ya que siempre se pueden encontrar paralelismos entre el pasado y el presente. Como también la importancia que tiene preservar el recuerdo: la memoria histórica. Porque nosotros somos quienes somos gracias a nuestros antepasados, sin ellos no tendríamos nada de lo que tenemos. Sin sus luchas, sin sus sacrificios, no podríamos estar disfrutando de ninguno de los derechos y las libertades que actualmente tenemos. Una razón por la que considero que lo mínimo que podemos hacer para agradecerles el presente que nos consiguieron es recordando.
Porque olvidar, hacer ver que una guerra, una cárcel política, una traición,… jamás ha ocurrido o existido para así continuar viviendo como si nada, no hará cambiar el pasado, sino todo lo contrario. Puede acabar produciendo lo que George Santayana, un poeta hispanoamericano, como muchos otros han comentado a lo largo de la historia, dice: “aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. Por eso, tan solo me queda agradecer muy profundamente que se organicen acontecimientos como este y que haya historiadores que luchen por recuperar la memoria, ya que es un bien para la sociedad que todos deberíamos intentar preservar.


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