ANTONIO VALLADARES GÓNZALEZ, preso 1072, natural de Banderia (Pontevedra), uno de los organizadores de la fuga del 22 de Mayo del 1.938. Salió del fuerte para ser libre
y quedó para siempre en tierras navarras. Su sobrina, Marga Valladares le escribió esta carta abierta:
Antucho,
Así te nombraba mi padre, tu hermano.
Te conocí desde siempre
como parte de mi vida,
Antucho,
las historias contadas por mi padre
en Buenos Aires,
lleno de terror y dolor por haberte perdido.
Terror por Franco.
Aun hoy, en mi pequeño homenaje,
yo, escribiendo estas palabras,
revivo ese miedo mortal
que invadió a toda mi familia.
Lo más terrible era y es
imaginarse el sufrimiento
tuyo y el de tus compañeros.
Antucho,
Que tenías unos ojazos azul verdosos
con una mirada profunda
y cristalina.
Que eras la adoración de tu madre.
Que eras el más hermoso
de los cuatro hermanos,
contaba mi padre.
Que luchaste hasta la muerte
contra la tiranía.
Que te rebelaste
junto con otros compañeros
contra el infame encarcelamiento
en el Fuerte de San Cristobal,
en las afueras de Pamplona,
contaba mi padre.
Que juntos, también se rebelaron
contra las atrocidades cometidas,
contra el hambre, contra la
enfermedad.
Esa fuga sería la salvación,
pensarían…
Que tú estuviste entre las cabezas
del
plan.
Papá también me leyó
la carta de despedida
que le escribiste a tu madre, mi abuela.
Así la comenzabas:
"Madre... sé que mañana habrán de fusilarme..."
Tío Antucho...
tú no alcanzaste a saber
que ella se fue detrás tuyo.
Y aún hoy,
ochenta años después,
no sabemos dónde estás enterrado...
sí, las ideas están vivas, intactas.
Tu paso por la tierra fue efímero,
apenas pasada tu veintena
te fuiste dejándonos
tu legado
y el de tus correligionarios:
el amor por la libertad.
Tío Antucho,
un gran hombre,
mi pequeño homenaje.
Margarita Valladares Gómez
New York, mayo 2018.
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