ASOCIACIÓN TXINPARTA-FUERTE SAN CRISTÓBAL RED DE MEMORIA COLECTIVA

Somos un colectivo de personas implicadas en recuperar la memoria de las personas represaliadas en el Fuerte San Cristóbal: recuperar sus nombres, su historia colectiva y sus avatares individuales, sus muertes, sus enterramientos, su dispersión… y compartirlo con sus familias y con toda la sociedad. Este es el objetivo de la Asociación y este es el objetivo de este blog en el que esperamos tus visitas y tus aportaciones. Un saludo.

TXINPARTA-FUERTE SAN CRISTÓBAL ELKARTEA, MEMORIA KOLEKTIBOAREN SAREA

Gure taldearen helburua San Cristóbal Gotorlekuan errepresaliatuak izan zirenen memoria berreskuratzea da: beraien izenak, beraien historia kolektiboa zein bakoitzaren gorabeherak, beraien heriotzak eta lurperatzeak, dispertsioa… berreskuratu eta senitartekoekin zein gizartearekin partekatzea. Hauxe da elkarte honen helmuga eta baita blog honetakoa. Bertan eginiko bisitak eta ekarpenak eskertzen dizkizuegu.

viernes, 14 de junio de 2019

PALABRAS EN ARTIKA

Publicamos otro texto que se leyó en la inauguración de la placa de homenaje en el Cementerio de Artika. Es del sacerdote Guillermo Múgica. Os animamos a leerlo...

                                       PALABRAS EN ARTICA
                                               (9 – V – 2009)

               Queridos familiares de las víctimas del Fuerte inhumadas en este Cementerio, triplemente víctimas: por su dignidad y derechos violados; por los padecimientos sufridos en ese Penal inclemente de San Cristóbal del que fueron prisioneros; y por la violencia represiva que minó sus vidas, cuando no acabó abruptamente con ellas. Estimadas y dignas autoridades de este Concejo de Artica, que habéis tenido la sensibilidad y el acierto de aprobar unánimemente este homenaje, de organizarlo y de convocar a todo el vecindario a sumarse al mismo: todo ello os honra. Vecinos y vecinas de esta población: es un honor compartir, como invitado foráneo, estos momentos con vosotras y vosotros. Amigas y amigos:

 ¡La palabra, en su momento. Aunque más vale tarde que nunca!

             Más que la pesada tierra que oculta y esconde sus restos, la gran losa que ha pesado sobre estos 17 hombres de bien ha sido la del silencio. Hoy esta placa se torna sonora. Estos 17 nombres – y otros grabados en otras partes, y en el Parque de la Memoria - constituyen otros tantos gritos que desgarran el silencio de la muerte y el olvido, y proclaman el valor inviolable de la vida, de la dignidad, de la conciencia,  de la libertad, de la justicia… En este sentido, hoy, esta simple placa sienta magisterio, pues nos muestra por dónde no y por dónde debemos ir en adelante; al tiempo que templa y caldea, - con las brasas del reconocimiento, la solidaridad y la denuncia -, el viento frío y cortante que el pasado todavía destila por las faldas de este monte.

          He dicho hace unos instantes: “La palabra, en su momento”. Porque, en efecto, en nuestra tierra, cuando llegó dramáticamente el momento y se hizo precisa la palabra, ésta optó por apagar su voz, o por bendecir y santificar la barbarie desatada, y hasta, en algunos casos, por convertirse en aullido unido al de la jauría. Es cierto, en general huyó la palabra. Es verdad que no faltan excepcionales historias en sentido contrario; pero, en general, huyó la palabra. Y su exilio, o su voluntario, temeroso o interesado encapsulamiento interior,  han durado mucho tiempo, demasiado tiempo. Mirad, yo soy un cura. No estoy aquí en representación de nadie. Casi no tengo otro patrimonio que no sea el de la palabra. Pues bien: no en nombre de la Iglesia – que no soy nadie para hacerlo -, pero sí como parte de ella, quiero cargar sobre mí la culpa de su silencio y complicidad en esta tierra, y, si de algo os sirve, quiero también pedir perdón a todos. Y lo hago no porque las víctimas fueran o no cristianas – que no lo sé -, sino porque eran gente honesta,  personas, miembros de la familia humana, hijos de Dios según mi fe. Y, en cuanto tales, eran portadores de una dignidad y de unos derechos inalienables e inviolables.

             He dicho también: “más vale tarde que nunca”. Por eso quiero añadir, para terminar, algo que la mayoría no sabe: que, aun en medio de la tardanza, ha habido madrugadores y trasnochadores; y que, entre los primeros, están precisamente aquellas generaciones del clero navarro que hoy rondan los 70 y 80 años. Estos fueron quienes, ya en Septiembre de 1971, en la Asamblea Conjunta de Obispos y Presbíteros de la Iglesia en España, que tuvo lugar en Madrid, propusieron y lograron la aprobación por mayoría absoluta de la Asamblea de un texto en el que la Iglesia se autocriticaba por su postura en el 36 y en el largo período posterior; y pedía perdón por no haber sido netamente, como le correspondía y era su deber, servidora de la justicia, la paz y la reconciliación. Desgraciadamente, intensas campañas e intrigas, externas a aquella Asamblea aunque con motivo de ella, y el hecho de que la moción no obtuviera la mayoría requerida de dos tercios para pasar a formar parte de las conclusiones de aquella, hicieron que este importante hito en el itinerario de la recuperación de la memoria cayera en el olvido. Hoy lo traigo a colación solamente a modo de refuerzo de mi reconocimiento de estas y de todas las víctimas de la injusta represión franquista, de mi petición de perdón y de mi deseo de aportar algo de consuelo – parco consuelo, lo sé – al duelo de los familiares.  

                                                                         Guillermo Múgica.

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