El pasado viernes, 4 de marzo, volvimos a encontrarnos en el Fuerte San Cristóbal con familiares de presos que aquí vivieron, sufrieron, murieron, pasaron hambre y frío y marcaron la vida y el futuro de sus familias y también la nuestra.
A pesar de ser una visita un poco “acelerada”, el conocimiento de ese espacio, la visita al “cementerio de las botellas” y la comida compartida fueron una vez más motivo de recuerdo, de alegría y de estrechar lazos entre todas las personas participantes.
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La magnífica acogida que Txinparta dedicó a los familiares suavizó los momentos tristes de la visita.
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