El pasado 7 de junio
fueron entregados a su familia los restos de Máximo Sainz Plaza que habían sido
exhumados en la fosa de Olabe en 2016 e identificados el pasado mes de marzo a
través del banco de ADN del Gobierno de Navarra. El acto se desarrolló en el
Palacio de Navarrra y fue presidido por la consejera Ana Ollo y con presencia
del Director General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Martín Zabalza y
otros representantes del departamento.
Máximo Sainz era natural
de Desojo, Navarra, aunque tenía vecindad en Vitoria/Gasteiz, donde trabajaba
de Carbonero. Había sido condenado a 20 años de Reclusión Mayor por el delito
de Auxilio a la Rebelión, en sentencia de 12 de enero de 1937 y había ingresado
en el fuerte el 12 de abril de ese mismo año.
Su asesinato se produjo en
Olabe con 18 años recién cumplidos y fue enterrado con otros quince compañeros
de fuga.
En esta misma fosa había
sido exhumado e identificado también otro navarro: Francisco Lecea, natural de
Mendavia. Hay que señalar que sus inscripciones de defunción no se realizaron
hasta diciembre de 1947. En ellas se señala como causa de la muerte la “lucha
con la fuerza armada” y la fecha de 6 de junio. Sabemos que ninguna de esas dos
circunstancias fueron ciertas.
Esta entrega a sus
familiares cierra una vez más un ciclo de dolor y ocultamiento que nunca
merecieron. Txinparta Red de Memoria Colectiva compartió en su día todo el
proceso de prospección de esta fosa y no podía faltar tampoco en este acto de
entrega de sus restos a los familiares, que tuvo una segunda parte en la misma
fosa de Olabe coincidiendo con la llegada del alumnado que está realizando el
recorrido de la GR 225.
Felicitamos a esta familia
por este reencuentro tan emotivo.
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