Julia Mayorga Arias, nacida en marzo de 1931, sobrina del preso nº 434, ISIDORO ARIAS PRIETO. Este texto lo leyó en el homenaje del fuerte de 2007.
REENCUENTROS EN EL FUERTE DE SAN
CRISTÓBAL EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS
¿Quién iba a decirme a mí que me
encontraría con algún compañero tuyo vivo que sufrió el atropello de la “Guerra
Civil Española” de tan infausto recuerdo?
Me alegro por él y en él celebro la
memoria viva de tantos que sufristeis y moristeis injustamente. ¿Por la República? Yo diría que muchos ni por nada, pues jóvenes,
obreros sencillos, campesinos humildes que no eran plenamente conscientes de su
posición política, fueron salvajemente tratados por unos mal nacidos, que
decidieron medrar ellos y no perder lo que siempre consideraron su propiedad
privada –llámese Patria, Patrimonio, Religión, Cultura…- cuando el Gobierno de la República intentó
contribuir a que fueran reparadas las injusticias sociales con un programa
innovador, que fue torpedeado continuamente por los de siempre, los que temen
perder sus privilegios.
El tiempo –largo, por cierto- pone poco
a poco la historia en su sitio y ya va siendo hora de que aquellos olvidados
puedan nombrarse y reconocerse en justicia.
La abuela, tu madre, Isidoro, no llegó
a saber de tu muerte –mejor-. A ella no le cabía en la cabeza que estuvieses
aquí. Tú, sin embargo, sí supiste que murió días antes de la fuga. Aunque no se
te dijo, para prepararte poco a poco, alguien te dio el pésame al verte triste
–me imagino que como los largos días de tu prisión. Su familia, vecina nuestra,
se lo había comunicado. Lástima. Qué desilusión, Isidoro, han pasado muchos
años y tus hermanitos todos han muerto; tu única hermana, mi madre, también.
Quedan algunos familiares, pocos, pero yo te recuerdo –tenía 5 años el 18 de
Julio de tan ingrato recuerdo- y luego, más tarde, la fuga y la desaparición.
Hoy, gracias a unos amigos que luchan
por la justicia, el recuerdo y el reencuentro con tu memoria y la de todos los
fallecidos por penalidades y los que les fallecieron, estamos en el Fuerte de
San Cristóbal, nosotros y vosotros todos, incluso tú que no sé ahora ni sé si
sabré nunca dónde estás enterrado.
Viva la utopía y vivan siempre en el
recuerdo todas las víctimas. Adiós, Isidoro.
En
el nombre de las víctimas, NUNCA MÁS.
Julia
Mayorga Arias
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