El pasado 18 de mayo a las 10:50h, en la puerta del Fuerte San
Cristóbal, nos fuimos reuniendo familiares de presos venidos desde Valladolid, El Ferrol, Cáceres,
Almoradí, Mont de Marsan, Pamplona, San Martín de Unx, Bernardos, Carbonero el
Mayor y otras personas acompañantes en este camino la Memoria Colectiva. A las
11 íbamos a entrar al fuerte; faltaban cuatro familiares que no llegaban, pero
lo lograron. Si habían sido capaces de llegar desde Venezuela, Canadá y Estados
Unidos, hasta Pamplona, San Cristóbal nos se les iba a resistir aunque los GPS se empeñasen en no mostrar el camino.
Fuimos recorriendo el primer patio, el rastrillo, la primera
brigada… poniéndonos en el lugar de los presos:
Lucio Pascual Díaz, Francisco Rivera Bouza, José Benedé Artieda, Lorenzo Pérez
Marturet, Pedro María Urruticoechea Landajo, Eusebio Lázaro Bernárdez, Angel
Vaíllo Pastor, Antonio Escudero Alconero, Leopoldo Cámara González, Diego
Mogollón Acedo, Fermín Villegas Sierra, Miguel Muñoz Llorente. ¡Cuánta emoción!
¡Qué alegría poder pasar por donde ellos
estuvieron! ¡Cuánta tristeza comprobar lo que sufrieron! Sentimientos
encontrados, conocer la vivencia de otras familias entre los espacios que nos
dejaba Koldo mientras explicaba los hechos, anécdotas etc.
Continuamos la visita por aljibes, lavaderos,
iglesia y subimos hasta el mirador desde donde se divisa parte de la Cuenca y
los pueblos donde fueron enterrados muchos de ellos. Una sensación de libertad
nos llena, pero ¿ellos estuvieron alguna vez ahí? Muchos de ellos solo vieron
un trozo de cielo, el resto eran muros. El final del recorrido nos lleva a la
sala de visitas donde podemos comprobar que no se podían ver, tocar ni hablar
en libertad.
Al final salimos y, como no podía ser menos, hacemos la foto
de familia en la puerta del fuerte. Se percibe la emoción, vivencias,
sentimientos e impresiones vividas,
quizás por eso el objetivo de la cámara se nubló y comprobamos más tarde que la
foto salió borrosa.
Después entre resbalón y traspiés bajamos al Cementerio de
las Botellas. Ángel se coloca en el
lugar donde estuvo su abuelo enterrado y nos cuenta lo que supuso para él y su
familia la recuperación de sus restos y el traslado a la ciudad de donde fue
alcalde, Almoradí (Alicante).
Termina la visita, nos vamos despidiendo, es la víspera del
homenaje, algunos nos volveremos a encontrar por la tarde y al día siguiente,
otros tienen ya que partir. Ha sido una mañana estupenda, el tiempo nos ha
respetado, solo hemos visto el agua en alguna lágrima que se ha escapado.
¡La prisión de San Cristóbal y las ideas de los allí
encarcelados jamás se olvidarán!
Gracias.
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