Allá
por 2019, y a raíz de la participación de algunas personas asociadas a
Txinparta en un taller organizado por el Departamento de Paz y Convivencia,
empezamos a trabajar en nuestro proyecto de arpillera conmemorativa de la fuga
del Fuerte San Cristóbal. El origen del trabajo artesano con “arpilleras”
procede de los años de la dictadura en Chile, cuando las madres, hermanas y
vecinas de los represaliados iniciaron estas labores a modo de comunicación y
denuncia en la búsqueda de sus familiares. Siguiendo esta tradición
reivindicativa, un pequeño grupo de mujeres de la Asociación Txinparta Red de
memoria colectiva y otras amigas, hemos querido hacer este trabajo artesanal y
recordar a los presos del fuerte de San Cristóbal, en el monte Ezkaba. Aunque,
como tantas cosas, nuestro trabajo fue interrumpido por la pandemia, finalmente
conseguimos terminar el proyecto este año 2022 en su primera fase.
En la “arpillera” hemos querido representar la fuga del fuerte de San Cristóbal. Se representa este hecho de una manera sencilla y simbólica, al modo en que imaginamos la salida masiva por la puerta del fuerte y los distintos caminos que emprendieron los presos. Los valles y senderos recorridos, alguna regata con floridas riberas llenas de ajusticiados y los bosques, bordas y caseríos por los que transitaron hasta la llegada definitiva a Urepel. Caminaban de noche, se escondían de día, solo 3 llegaron a Francia, ¿los veis?
Hemos
tenido la oportunidad de exponer nuestro trabajo de arpillera en el I
Congreso Internacional con Memoria en la
Educación organizado por Gobierno de Navarra y la UPNA y celebrado la semana
pasada. Como veis, y en este caso nunca mejor dicho, en Txinparta continuamos
tejiendo el hilo de la memoria colectiva.
Magnífico trabajo un
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