El pasado 3 de marzo realizamos otra visita al fuerte (y van...?). En unas condiciones meteorológicas bastante duras, un variado grupo de familiares de presos y personas interesadas y solidarias con la memoria, nos adentramos en los pasillos, túneles y patios parcialmente cubiertos de nieve y niebla.
Pudimos sentir las condiciones en las que estuvieron en este recinto los más de 7000 presos encarcelados en él entre los años 1934 y 1945. Frío, hambre, suciedad, enfermedades, malos tratos, ejecuciones a la sombra de la ley de fugas, fueran reales o no. Los asesinados en el entorno a raíz de la falsa puesta en libertad, los capturados y asesinados en la fuga, los ejecutados como consecuencia de su condena a muerte por organizar dicha fuga, los enterrados en el cementerio de las botellas y quienes pudieron regresar a sus pueblos con la vida ya destrozada para siempre.
De todos ellos nos acordamos este 3 de marzo de 2023 y especialmente de Miguel de los Ríos, de Linares (Jaén), enterrado en el cementerio de las botellas; de Ramón Serantes, de Ribadumia (Pontevedra), que salió con prisión atenuada; del guipuzcoano de Oiartzun, Leoncio Aranburu, asesinado en término de Izurzu (Navarra); Fermín Villegas, de Arévalo (Ávila), trasladado a la cárcel de Astorga; Eugenio Palacín, de Sos del Rey Católico, asesinado en Sos; su hermano Primitivo Palacín, trasladado en 1935 a Burgos y Germán Zagurria, también de Sos, trasladado con Primitivo a Burgos; Florentino Rubio, de Torres del Río (Navarra) y asesinado en Beriáin. Sus familiares presentes en la visita pudieron constatar las condiciones en las que estuvieron recluídos.
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